Es responsable de la formación de las fibras colágenas, que destacan por su flexibilidad y su impresionante resistencia ante la fuerza de tracción. Las fibras presentes en los tendones, por ejemplo, pueden soportar cientos de kilos por centímetro cuadrado sin romperse.
Esta proteína juega un rol crucial en el soporte estructural de los tejidos que recubren y protegen las articulaciones óseas, siendo fundamental en la síntesis y recuperación del cartílago post-lesión, proceso influenciado significativamente por la dieta.
Algunos alimentos promueven la producción de colágeno en el organismo, incluyendo el jengibre, el brócoli, los cítricos, los frutos secos y el salmón, además de platillos tradicionales como callos, patas de cerdo y caldos a base de pescado o hueso.
Estudios han señalado los efectos positivos de ingerir colágeno hidrolizado como suplemento para fomentar la formación de colágeno en las articulaciones, recomendándose una ingesta diaria de entre 7 y 10 gramos.
En resumen, para preservar la salud de las articulaciones y prevenir el deterioro del cartílago, es clave asegurar una adecuada ingesta de colágeno.